lunes, 21 de noviembre de 2011

Principales teóricos de la criminología

Cesar Beccaria


Cesar de Bonesana, Marqués de Beccaria. Bonesana nació en 1738, murió en 1794; fue un noble italiano milanés, el cual desde muy joven hizo grandes migas con los grupos de pensadores de su época.
El grupo con el que se reunía era de absoluta vanguardia, y pensaban que "era verdad todo lo que no habian aprendido en la escuela".
Así fue como Beccaria produjo el libro que se llama "De los Delitos y de las Penas"; y esta obra que escribe a los 25 años "El divino Marqués", va a causar una de las conmociones intelectuales mas grandes que se hayan visto en la historia de la humanidad.
En un principio, Beccaria escribe su libro en latín, sale una traducción en italiano anonimamente, en 1764, pero el éxito hace que se traduzca de inmediato a varios idiomas. 
Se tiene en Beccaria el ejemplo clásico del sujeto que escribe una sola obra universal, tan valiosa que puede considerarse la obra que funda el Derecho Penal en su sentido moderno.
La obra de Beccaria esta compuesta de una serie de capítulos en los cuales trata los principales problemas de los delitos y de las penas. Muy valiosos son, entre ellos y de particular importancia para nosotros, en Criminología, cuando habla del derecho de castigar, cuando hace referencia y crítica de la tortura, de la pena de muerte, de las prisiones, etc. 
En su libro Beccaria censura lo injusto, lo cruel, lo inhumano, lo arbitrario de la ley penal y del procedimiento penal, de las penas, etc.
Beccaria pugna por la legalidad en materia penal. Lucha por otros muchos conceptos como es la estricta igualdad ante la ley, la proporcionalidad de la pena, habla de la inutilidad de las penas crueles, trata de la pena de muerte pidiendo su supresión, y por último propone ante todo la prevención. 



Tomás Moro


(Thomas More) Político y humanista inglés (Londres, 1478 -1535).
Procedente de la pequeña nobleza, estudió en la Universidad de Oxford y accedió a la corte inglesa en calidad de jurista. 
Su experiencia como abogado y juez le hizo reflexionar sobre la injusticia del mundo, a la luz de su relación intelectual con los humanistas del continente (comoErasmo de Rotterdam). Desde 1504 fue miembro del Parlamento, donde se hizo notar por sus posturas audaces en contra de la tiranía. 

Su obra más relevante como pensador político fue Utopía (París, 1516). 
En ella criticó el orden político, social y religioso establecido, bajo la fórmula de imaginar como antítesis una comunidad perfecta; su modelo estaba caracterizado por la igualdad social, la fe religiosa, la tolerancia y el imperio de la Ley, combinando la democracia en las unidades de base con la obediencia general a la planificación racional del gobierno. 

A pesar de haber mantenido en el plano teórico estas aspiraciones premonitorias del pensamiento socialista, Moro fue prudente y moderado en cuanto a la posibilidad de llevarlas a la práctica, por lo que no combatió directamente al poder establecido ni adoptó posturas ideológicas intransigentes.

Enrique VII, atraído por su valía intelectual, le promovió a cargos de importancia creciente: embajador en los Países Bajos (1515), miembro del Consejo Privado (1517), portavoz de la Cámara de los Comunes (1523) y canciller desde 1529 (fue el primer laico que ocupó este puesto político en Inglaterra). Ayudó al rey a conservar la unidad de la Iglesia de Inglaterra, rechazando las doctrinas de Lutero; e intentó, mientras pudo, mantener la paz exterior.  

Sin embargo, acabó rompiendo con Enrique VIII por razones de conciencia, pues era un católico ferviente que incluso había pensado en hacerse monje.
Moro declaró su oposición a Enrique y dimitió como canciller cuando el rey quiso anular su matrimonio con Catalina de Aragón, rompió las relaciones con el Papado, se apropió de los bienes de los monasterios y exigió al clero inglés un sometimiento total a su autoridad (1532).
Su negativa a reconocer como legítimo el subsiguiente matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena, prestando juramento a la Ley de Sucesión, hizo que el rey le encerrara en la Torre de Londres (1534) y le hiciera decapitar al año siguiente. 
La Iglesia católica le canonizó en 1935.

No hay comentarios:

Publicar un comentario